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9 enero, 2000Web y Blog amigas
14 enero, 2000MSPE de niños de 3-6 años
– Mamá, ¿me lees el cuento?
Mmmmm, es mi frase favorita, mi momento más preciado del día, esa reunión “sin tiempo”, con él, ya bañadito, cenadito, relajado, dispuesto a escuchar el relato mirándome con esos ojillos como platos que se cierran de cansancio.
A veces, pienso que me lo podía haber perdido, si no hubiera tomado la decisión, si al final, no me hubiera decidido… bueno, realmente, tengo una ligera idea de que hubiera pasado con mi vida si al final no hubiera dado del paso de ser MSPE, aunque, la vida da muchas vueltas y no se puede afirmar nada de lo no sucedido; lo que sí sé es que me hubiera perdido lo mejor de mi vida; sí, sí, lo mejor, y lo dice una que hasta los 36 años que me quedé embarazada, salí, viajé, bailé, fui a cines, teatros, reuniones culturales, sociales, cafés, bibliotecas, más viajes, más salsa, aperitivos varios… vaya, que no me aburrí.
Supongo que esta cantinela les sonará a muchas, al menos, a algunas que conozco, y que llegó un momento en que ni quería más bailes, ni más viajes ni que me presentaran a ningún “amigo de” más. Había llegado el momento y quería ser mamá, ya!!!
Tras el último batacazo sentimental no me vi con más fuerzas de seguir “buscando” el qué, exactamente: una pareja o un futuro padre? Sí, en estas me vi…, así que decidí terminar algo que académicamente no me veía haciendo con una buena barriga, y en cuanto vi la nota, esa misma tarde, llamé a la clínica: había aprobado la última asignatura, y aunque no lo sabía aún, “me acababa de matricular en lo que sería una MSPE”.
Me acompañó mi hermana en todo momento, que junto a mis padres, fueron las únicas personas a quienes les conté mis planes (a mi hermana ya se los había anticipado meses antes); aunque también es verdad que siempre he dejado claro que quería ser madre, por encima de todo.
En aquel momento, sólo conocía la existencia de dos clínicas, así que a una de ellas llamé, y fui. Trato correcto, todo bien explicado. Uyssss, qué vértigo, no? Le dije a mi hermana, así contado, parece que esto es ya!
Las pruebas al mes siguiente, y todo un verano en mi mente para darme el último lujo viajero y colocar más mi mente, aunque lo que ya estaba colocado, era el corazón.
Pruebas estupendas, superadas, de validez 6 meses. Bien, empiezo a preparar el viaje, pero… no, no me gusta, me está “no apeteciendo” (a mí, un viajeeee??? Y sabiendo que voy a estar unos cuantos años sin viajar tan lejos). ¿No será que lo que quiero es ponerme en mi proyecto ya?
Llamada a la clínica para ver si puedo adelantarlo: sí, y tanto, ni siquiera para cuando hubiera cogido ese avión para ese viaje lejano, mi peque ya se estaba gestando dentro de mí! Casi ni me lo creía! En este caso, tengo que agradecérselo a las nauseas que durante 15 semanas me lo recordaban a cada momento del día!!
De esto han pasado, exactamente, cuatro años, me encuentro ahora mismo en el mismo lugar desde donde llamé y cogí el tren para empezar el tratamiento ese mismo día.
Ahora, tengo un niño maravilloso que tiene ya algo más de 3 años, y puedo decir que ha sido mi mejor apuesta, y mi mejor victoria.
En ocasiones me corta un poco hablar así porque “parezco la única madre del mundo”, pero es cierto. Nunca pensé que la maternidad diera tanto, se pudiera aprender tanto y quisiera convertirte en mejor persona a cada rato. Hay días de trabajo voraz y quehaceres veloces en los que me voy a la cama con la pregunta de si le doy lo que necesita; el pensamiento que me termina durmiendo es todo lo que me da él, lo afortunada que soy.
Cierto es también que es la experiencia más dura de mi vida, en cuanto a cansancio y trabajo sin posibilidad de delegar, ha sido; y que también en estos años ha habido cosas que me hubieran gustado más de otra forma (nada respecto a él!!)
Todos los miedos, dudas, incertidumbres, noches sin dormir, etc, que pasé, fueron compensadas con los primeros momentos con él, pero es cierto lo que me dijo una mamá en cierta ocasión: esto cada vez es mejor!!! Sí, es así, cada día es más feliz. Y por supuesto, vienen otros miedos, otras dudas, otras noches sin dormir, jejeje, esto no acaba, claro.
Pero sí, era esto, era lo que quería y lo que ya no podía esperar ni un minuto más.
Agradezco a ese donante tanto, tanto que en mis deseos sólo puede estar el de que la vida le vaya fenomenal, porque gracias a él, la mía es feliz.
Es verdad que el tiempo pasa volando, que tengo la sensación de que hay días que no llego a nada, de agobio, pero a ese mal rato, sobreviene una sonrisa, o unas pompas en la bañera, o la primera vez que te dice “mamá” (la palabra más bonita del mundo para mí), y luego las noches sin dormir por los dientes, y los primeros pasos y más risas, la playa, los cumples, los Reyes, los días de mucho trabajo, el pediatra…, pero al final del día, lo mejor: mamá, ¿me lees el cuento?
Ahora, empezamos otra etapa nueva, el cole de mayores, bufff, madre mía, todo lo que tengo que aprender!!!!
Pilar, mamá de un niño de 3 años (Madrid)