68 días contigo
31 julio, 2018Mi donante conocido
31 julio, 2018Construyendo mi sueño
Recuerdo con 18 años tras mi primera ruptura sentimental, pregunté a mis padres…”si no encontrara pareja os importaría que tuviera hijos sola?”… ya desde entonces tenía claro que esa sería una de mis opciones y ellos también. La vida te lleva por muchos caminos y tras encontrar al que pensé sería el padre de mis hijos y 10 años de relación, para él no era el momento de ser padre, yo tenía 40 y llevábamos 5 “negociando” mis ganas de ser madre. En ese momento lo tuve claro, tenía que emprender este viaje sola, así que decidí romper (a pesar del amor que le tenía) para conseguir lo que más he deseado, ser mamá. Una semana después, realicé mi primera IAD. Nadie me había hablado entonces de la calidad ovocitaria a los 40, ni lo complicado que podría llegar a ser.
Primera IAD, primer positivo, primer aborto, un carrusel de emociones en quince días. Tras el aborto me explicaron las complicaciones de ser madre pasados los 35. Comencé con muchísima ilusión nuevo tratamiento, una FIV, en la primera extracción ya se detectó una mala calidad ovocitaria, 3 óvulos de 12 folículos que tenía, así que opté por acumular un nº de óvulos que por probabilidad dieran 3-4 embriones sanos. Pero el mundo de las probabilidades es eso, probabilidades…de 22 óvulos y tras DPG sólo 1 embrión estaba sano; lo transferimos, pero esta vez no quiso quedarse. Así que el siguiente paso lo tenía claro, Ovodonación, ninguna carga genética sería más importante que el amor que le pudiera dar a mi bebé. 5 embrioncitos y en la primera transferencia bingo!!
Ahora estoy de 30 semanas, con unas ganas locas de abrazar a mi gordi. Un año y medio muy duro pero que ha merecido la pena sólo por saber que la tendré en pocas semanas conmigo.
Xoana Jimenez-Ridruejo Lorenzo